Fue solo a comienzos del siglo XX que la historia de las marcas comenzó a cambiar de forma radical y continua. Si bien, la prioridad era responder a las características funcional-operativas, morfo-productivas y estético-comunicativas a la hora de diseñar un producto en particular, nunca fue de total importancia imprimirle un valor significativamente alto al consumidor, pero con la introducción del mercadeo en el mundo del diseño las prioridades comenzaron a cambiar, y con ellas el mismo mercado comenzó a transformarse.
 
En la actualidad, todo gira a un ritmo relativamente rápido, nos encontramos en un constante cambio, y con este, las marcas se deben acoplar a las exigencias que el mercado demanda, además deben estar preparadas para enfrentarse a lo inesperado. “Los mercados son cada vez más competitivos, rápidos y móviles y se han convertido en una amenaza constante que forma parte de la realidad de operar en un escenario que, sin duda, es más global que nunca.” Expresa Marketing Directo. Por lo tanto el área de diseño pasa a un segundo plano, como primer paso se estudia y analiza el mercado, luego se generan necesidades para posteriormente diseñar el producto o servicio adecuado que responde a las exigencias del consumidor.
 
Pero si tenemos en cuenta que hoy en día la mayoría de las marcas ejecutan el mismo procedimiento para vender sus productos o servicios, entonces debemos diferenciarnos estratégicamente de las demás para poder sobrevivir. Es importante comprender que las marcas deberán ser consideradas como entidades dinámicas que se ajustan fácilmente a los cambios. Sólo así seguirán siendo relevantes y para esto deben asumir ciertas actitudes que curiosamente resultan comunes en todas aquellas que consiguen alcanzar el éxito.
 
El primer aspecto a tener en cuenta es comprender que hoy en día no se comercializa un producto, se comercializa una experiencia. Se comercializan sensaciones, atributos intangibles que les dan valor a los consumidores. Entre más valor impregnemos, más impacto conseguiremos. Es por esto que muchas marcas están enfocando sus prioridades para generar unión y compromiso con sus clientes.
 
El segundo aspecto a tener en cuenta es que las marcas deberán aprovechar todos los puntos de contacto con el consumidor, comprendiendo que sólo tenemos 2 segundos para capturar la atención del cliente, entonces debemos explotar todos los atributos posibles para que éste nos escoja dentro de la oferta ofrecida.
 
Si bien contar una historia no es sólo narrarla, el tercer punto es comprender que la trascendencia de la marca se construye resaltando que ésta puede llegar a convertirse en un estilo de vida, fantasía, arte, cultura, pasión o sueño de cualquiera de nuestros consumidores. Por lo tanto, cada fracción que compone nuestra marca deberá ser coherente y contar la misma historia.
 
Innovar en medios y simplificar el mensaje, sé claro y contundente. Este es el cuarto y último aspecto a ser considerado, pues el mensaje que la marca transmite debe ser comprendido por todo aquel que la consume, de ésta forma podrá ser interpretado a través de diferentes contextos, plataformas y propósitos sin transgredirse.
 
Entonces, si comprendemos cada uno de los diferentes desafíos por los cuales una marca atraviesa generaremos diferencia y memoria en el consumidor para luego posicionarnos en el mercado actual estableciendo nuestros propios principios y concibiendo el ruido suficiente para crear una tendencia.