Historia de Marca: Mimo´s, cuando la calidad y el servicio ya no son suficientes

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Autor: Joan Fernandez Puig
En la ciudad de Medellín (Colombia), en 1971, nació el helado blando cubierto por chocolate, una gran novedad para la época, la cual se denominó “mimo”. Tan exitoso fue este lanzamiento que ocho años más tarde la familia paisa, dueña de esta idea, importó maquinaria de helado y se ubicó en el emblemático local de la Carrera 70 de la ciudad, lo que le permitió tener un proceso productivo más estandarizado y apto para la gran demanda y acogida de los consumidores.
El naming “mimo” se popularizó tanto y conquistó el corazón de los clientes, que fue así como se denominó la organización: Helados Mimos, la cual, desde sus inicios se enfocó en el tema de calidad y servicio. Inicialmente, con uno de los primeros laboratorios de calidad de la época, y a partir del 2002 con múltiples certificaciones del Iconteq y del INVIMA, entre otras.
Con el paso del tiempo, Mimos fue ampliando su portafolio con otras ofertas tales como los conos, los helados infantiles, los postres, las copas especiales y las bebidas de helado. Además de ser los pioneros en la línea de helado de soya, la dietética y la deslactosada entre otras.
Mediante el modelo de franquicias, la marca empezó a crecer, no sólo en Medellín, sino también en muchas otras ciudades del país. Sin embargo, era claro que en un entorno tan competido de marcas globales, no bastaba con la calidad y el buen servicio que había sido sus banderas hasta entonces. Era necesario encontrar un valor diferenciador, único, que las marcas extranjeras no pudieran tener.
Al parecer, desde un tiempo atrás, Mimos logró dos co-brandings que finalmente podían tener ese diferencial frente a la competencia: Jugarle a alianzas nacionales con marcas tan emblemáticas como Chocoramo y la tradicional chocolatina Jet. Ese puede ser un excelente camino, además nos llena de orgullo patrio deleitarnos con estas creaciones nacionales, sin embargo, ¿será suficiente?