La historia de Converse, las conocidas zapatillas a nivel mundial, comienza en Massachusetts (Estados Unidos) por el año 1908, cuando el empresario Marquis Mills Converse fundó su compañía, la cual producía zapatos con suela de goma.
 
En aquel momento, la organización buscaba crear un calzado propio para el baloncesto; no sólo por la pasión que sentía Mills por este deporte, sino también por la oportunidad que identificó en el basketball ya que era un deporte que cada vez movía a más y más personas.
 
Con esta inspiración, nació entonces Converse All Star. Su nombre hace relación a la estrella de este deporte que todos querían ser.
 
La marca para lanzar estas zapatillas firmó un contrato para que uno de los mejores jugadores del momento las usara. En 1923, Chuck Tailor fue el basquetbolista que se prestó para esta estrategia de marketing (product placement) con la que Converse empezó a posicionar su producto.
 
El calzado tuvo mucho éxito en el mundo del deporte hasta que Nike y Adidas llegaron con sus revolucionarias zapatillas que tenían mucho más agarre y daban mayor estabilidad. Fue en ese momento que Converse decidió diferenciarse y darle un enfoque diferente a su marca.
 
En 1974, Converse rediseñó un poco las zapatillas, dándole color, y posicionando la estrella que hoy conocemos. Además, de la mano de la rebeldía del Rock Star, construyó su nueva identidad.
 
Las ya conocidas zapatillas All Star que hasta la fecha han pasado por los pies de cientos de famosos artistas como Kurt Cobain, Slash y Elvis, entre otros, las hicieron tan famosas que me atrevería a decir que la mayoría de personas en el mundo han tenido unas.
 
Converse, es un ejemplo brand placement exitoso, una de sus últimas apariciones más recordadas es en la película i Robot donde el rebelde policía que interpreta Will Smith tiene unos All Star que para el futuro que vivían era un clásico.