Recuerdo con cariño, magia y algo de nostalgia, cuando estaba pequeña que la ficción era la realidad, es decir, era aquella época en la que se creía en Papá Noel, en el Ratón Pérez y las mascotas de las marcas infantiles eran mis amigas.
 
Es aquí donde los gerentes de marca deben volver a ser niños y entender desde su lógica el rol que las mascotas publicitarias desempeñan en la vida de sus pequeños e importantes consumidores.
 
Al parecer Frisby tiene muy claro este tema, pues de la manera más inteligente logró darle la vuelta a la estrategia de su mascota. El famoso pollo Frisby en los años noventa era el anfitrión de los puntos de venta, desde la publicidad masiva invitaba de la manera más cálida a los niños a visitar sus locales, los recibía allí con abrazos, besos, bombas y otras manifestaciones de cariño. Seguro este video te refrescará la memoria para recordar cómo eran aquellos tiempos y en términos de branding cuál era el rol que tenía la mascota: el más cálido y amigable de los anfitriones.
 
Sin embargo, ese tierno amigo que daba la bienvenida, que era un pollo animado, sería traicionado por los niños, una vez se sentaban a la mesa en el restaurante y la mamá les pedía que se comieran todo el pollo para poder crecer fuertes. ¿Cómo puede un niño, ser amigo de un pollo y luego comérselo?
 
En este punto la marca estaría en serios problemas de reputación, o como lo hemos dicho coloquialmente, a Frisby se le apareció el diablo con su propia estrategia de merchandising infantil.
 
Sin embargo, la marca número uno de pollo en Colombia ha dado, con hechos, el mejor ejemplo sobre cómo han redireccionado el rol de su mascota, llevándola así a puerto seguro y teniendo a ésta como una parte importante de su EMA que finalmente busca contribuir al valor de su marca.
 
Hoy en día la mascota de Frisby pasó más a ser un logosímbolo, es decir, dejó de interactuar con los niños y volverse su amigo, para convertirse en una alegre imagen de marca que puede atraer a los más pequeños gracias a sus colores llamativos, cálidos y tener tantas semejanzas con los dibujos animados.
 
Hoy la marca llama la atención de los niños con su creativo lugar conocido como Frisbylandia, y dejó atrás el protagonismo de la mascota. Bien dicen por ahí que “nadie lo hace como Frisby lo hace”
 
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