POR: Jeason Ramírez Campos.
Vivimos en un mundo consumista y mientras más se consume más opciones se ofrecen todo el tiempo. Están a nuestra disposición infinitas posibilidades de consumo, desde los productos y servicios indispensables hasta los más superficiales. Mucho de lo que se ofrece sirve para mantenernos más conectados y actualizados y, sin ello, es mucho más difícil acompañar el ritmo del mundo y hasta comunicarnos con nuestro entorno.
Los consumidores siguen algunos instintos cuando tiene que comprarse algo, principalmente si se trata de productos con de alto valor. Además de investigaciones en sitios web, y de la propia publicidad creada por las marcas para llamar la atención de los consumidores para sus productos, los amigos y la familia son fuentes comunes de consulta. Preguntarles a las personas cercanas sobre los celulares, las tablets, los computadores u otros productos que se usan, respecto a sus funciones y ventajas, es muy usual, pues la confianza en el argumento de un conocido es uno de los factores que más influyen en la decisión final sobre la compra.
Más que la necesidad real de comprarse algo que esté haciendo falta, se compra por otras inumerables motivaciones. Ver al compañero de trabajo con su nuevo Smartphone de última generación, o al hermano con una laptop nueva en la casa, nos da la sensación de que tenemos que comprarnos algo mejor y más moderno, ya que la tecnología no para de desarrollarse y los lanzamientos de novedades ocurren con una velocidad increíble.
Tras decidirse por el producto ideal, lo importante es buscarlo en la tienda que trabaje con la venta de productos de tecnología de su confianza. Conocer la procedencia del aparato electrónico elegido es fundamental, pues así se tiene la garantía de cambio o reparo en el caso de algún daño de fabricación. El consumo se da de modo que no ocurran problemas cuando se planean las etapas de la compra y se está seguro de que se puede invertir en el producto o servicio deseados. Hay que conocer lo qué se quiere comprar, en dónde y el por qué, para que la adquisición sea ventajosa sin causar ningún dolor de cabeza más tarde.