Por: Daniela Mejía Restrepo.

Barbe Nicole Ponsardini, más conocida como la dama de las champañas, a quien se le atribuye la creación del gran imperio de la Viuda de Clicquot. Barbe nació en 1777 y en 1799 se casó con Francois Clicquot, el hijo de Philippe Clicquot que era dueño de algunos viñedos en la ciudad de Reims, Francia. Él señor Philippe Clicquot decide expandir su negocio en 1772 con champañas, una bebida que en ese entonces apenas se estaba empezando a conocer en el mundo.  En ese año es donde comienza la historia de la gran marca que hoy en día conocemos como la Viuda de Clicquot o en francés Veuve Clicquot.

 

En 1805 Barbe Nicole queda viuda y se convierte en la heredera del negocio familiar. Su suegro, Philippe, en medio de una depresión por el luto de su hijo cree que la mejor solución es liquidar la compañía y en ese momento Madame Clicquot decide tomar las riendas de la marca, ya que ella considera que cerrar el negocio es dejar a un lado todo el trabajo que había hecho su esposo, todos los sueños e ideas por las que habían luchado juntos en esos seis años de matrimonio. Sin embargo, al parecer, su suegro no confiaba plenamente en ella y decide pedirle una segunda opinión a Louis Bohne, un viejo amigo de la familia que les había ayudado mucho a la pareja con la empresa, él confiaba plenamente en Madame Clicquot y creía que ella tenía todas las capacidades necesarias para seguir trabajando en la organización.

 

Una vez logró convencer a su suegro, Madame Clicquot, decide seguir con la compañía, pues pensaba que existían muchas oportunidades y cosas que podía hacer para seguir creciendo el negocio de su difunto esposo, sin importar todas las dificultades a las que se iba a enfrentar. En ese entonces se creía que las mujeres debían hacer lo que su esposo les pidiera, por lo tanto, se consideraba que una viuda no tenia derechos, ni podía acceder a una cuenta de bancaria. Sin embargo, ella contaba con el apoyo de su padre.

 

Desde que empezó a liderar la compañía, siempre se basó en tres principios, que eran: tener la champaña de mejor calidad, distribuir sus productos por todo el mundo y siempre estar innovando. Los primeros grandes acontecimientos se dan en 1810, cuando lanza la primera champaña vintage y en 1811 por una cosecha de gran calidad la cual se le atribuyó a un cometa que pasó ese año.

 

Madame, con su gran sueño de ofrecer su producto en todo el mundo, creó una red de vendedores, en ese entonces comerciantes viajeros que se encargaban de buscar nuevos mercados para la champaña. Además, estos colaboradores tenían las funciones de informarla sobre la situación del país, la forma de consumo, el clima político, contactos de interés, comportamientos de la competencia y cualquier otro factor que pudiera facilitar o ayudar la venta de la champaña.

 

En 1813, cuando ocurrió la guerra entre Napoleón y Rusia, Viuda de Clicquot enfrentaba una crisis económica. Sin embargo, ella, como una mujer visionara y de negocios, nunca se vio impedida y el con el fin de la gu erra vio la oportunidad de entrar a Rusia y liderar el mercado de las champañas en ese país. Fue por esto que antes de que se acabaran las guerras, ella decide enviar un cargamento con más de 7,000 botellas debido a que creía que si era la primera en entrar a este mercado, tendría mayores posibilidades de triunfar.

 

10 años después de la muerte de su esposo, Madame Clicquot obtiene el apodo de La Gran Dama de La Champaña, porque ella implementó un sistema para guardar las botellas, el cual mejoró la calidad de las bebidas, fomentando que cambiara el color de la bebida. Esta nueva técnica consistía en guardar las botellas de forma invertida, para que el sedimento se acumulara en el cuello de la botella y se botaban en un proceso especial llamado el degüello. Este sistema sigue vigente hoy en día. Otra de las grandes innovaciones que hizo fue la creación de la champaña rosada en 1818.

 

Finalmente, en 1841 la viuda se retira del negocio y nombra heredero a un joven alemán llamado Édouard Werle. Ella consideraba que para poder seguir creciendo su empresa necesitaba una persona con ideas nuevas y una mente visionaria como la que ella tenía, y por eso decide dejarle la empresa al joven alemán, quien ella consideraba que entendía perfectamente sus tres principios. Édouard logró seguir expandiendo el imperio de la Viuda de Clicquot a nuevos mercados y uno de los mayores logros que se le atribuye es el registro de la etiqueta amarilla en 1877, la cual es la que se encuentra en los mercados hoy en día.